Pinturas


"Camuflaje" Oleo s/tela
165x145 cm. 2023. Córdoba
"Miradas opuestas" Oleo s/tela
110x100 cm. 2023. Córdoba

"Presencia" Oleo s/tela
165x145 cm. 2023. Córdoba

"Abrazo" Oleo s/tela
165x145 cm. 2023. Córdoba

"Tiburón" Oleo s/tela
165x145 cm. 2023. Córdoba

"Abono floral" Oleo s/tela
160x145 cm. 2023. Córdoba

S/titulo Oleo s/tela
47x65 cm. 2023. Córdoba

"Ebrio" Oleo s/tela
120x120 cm. 2013. Córdoba


"Sin titulo" Oleo s/tela
110x100 cm. 2023. Córdoba
"Sin titulo" Oleo s/tela
110x100 cm. 2023. Córdoba

"Lechón" Oleo s/tela
110x100 cm. 2023. Córdoba

"Sujetos al azar" Oleo s/tela
110x100 cm. 2020. Córdoba

"Flores" Oleo s/tela
165x145 cm. 2023. Córdoba
Dibujos




"Sumergidos" Tinta s/papel
20x35 cm. 2025. Córdoba



"Sin título" Tinta s/papel
20x35 cm. 2025. Córdoba




"Caídos del cielo" Tinta s/papel
20x35 cm. 2024. Córdoba



Exposiciones
"IL TEMO SE MAGNA TUTTO".
Spazio Amanita.ny. Florencia. Italia. 2022. Curaduría Caio Agosto Twombly.
Aceptar la temporalidad de la existencia es complejo y desagradable para ¨el hombre con reloj¨
Todos héroe sabe que aquellos que no aceptan su propio destino, no tienen derecho a embarcarse
en su viaje.
Que sucede con nosotros con el silbido final suene? Quien nos salva? Un dios?
La belleza? Un gol con la mano?
Tal vez el aburrimiento es el único antídoto fugaz del tiempo, no el solitario aburrimiento,
el aburrimiento compartido. El rito de la amistad.
Un hombre enamorado camina el mundo como un anarquista sostiene un maletín
con una bomba/timer adentro.
Todas las tragedias tienen un final, pero las grandes tragedias tienen varios finales.

















"FÜSSBALLWERK".
Galería Futbolitis. Buenos Aires. Argentina 2023. Curaduría Ezequiel Suranyi.
Texto: Diego Vigna.
B A R C H I
FÜSSBALLWERK
Curador Ezequiel Suranyi
Marcelo Barchi lleva, entre otras cosas, el fútbol y la pintura en la sangre. Podría decirse que nunca los ha abandonado. Y también puede decirse que ha pensado su propia sangre como pigmento de prueba, en la búsqueda por comprender cómo el color puede regenerarse si se lo deja secar, y en cómo la sutileza o la intensidad de un tono pueden (des)hacer la forma. Desde el retrato y la figuración del cuerpo, sus ensayos con la veladura y el dibujo terminaron por encauzar parte de su trabajo en el universo del fútbol. Quizás haya alcanzado esa síntesis cuando falleció nuestro dios de las mutaciones:
Diego Armando Maradona.
Si la veladura permite que rebroten las capas inferiores, en estas obras la técnica explica el concepto. No es casual que Barchi haya pintado así estos rostros, y no otros, sabiendo que la veladura da transparencia y profundidad a la imagen (justo lo que se le reclama al mundo del fútbol, saturado de mentira y efervescencia). No es casual, tampoco, que distinga oficio de deseo, y que separe el deporte de lo que implica jugar a la pelota. Si la veladura acerca la ilusión de tridimensionalidad, aquí la difuminación de los rostros produce una latencia especial. Eso que no se alcanza de ver, pero se intuye.
Maradona, por ejemplo, era la máscara infinita, modelo de tantos otros personajes que componen una memoria cultural forjada en el carisma. Algunos de sus retratos son icónicos, han alimentado el mito colectivo; en otros, Barchi discute la referencialidad para hablar de una idiosincrasia. Su apuesta rompe el valor documental a través de las múltiples capas que renombran el trazo: romper el documento es nutrirse de la cáscara original para crear un medio propio, más cercano
a lo reprimido que a lo mediatizado.
Los cuerpos viajan de la viralización a la arqueología audiovisual de los noventa. Protagonistas del juego, del periodismo, del bajofondo futbolero, transmutados en íconos del consumo kitsch. Esta pintura parece decirle a la época: si todo es imagen que circula, si cada registro es capaz de viralizarse al instante, nuestra misión es hacer implosionar esa forma de no-contemplación, donde los gestos más minúsculos se escapan del sensorium. Se trata, a fin de cuentas, de acentuar la belleza hasta la rotura del color: hasta que la sangre de nuestro dios se seque.
Diego Vigna
@diegogvigna





